sexta-feira, 4 de junho de 2010


LA LEYENDA DEL ESPANTAPÁJAROS

Erase una vez un espantapájaros que no tenía amigos. Trabaja en un campo de trigo; no era un trabajo difícil, pero sí, muy solitario. Sin nadie con quien hablar sus días y sus noches se hacían eternas. Lo único que podía hacer era mirar los pájaros. Cada vez que pasaban él los saludaba. Pero ellos nunca respondían. Era como si le tuviesen miedo. Un día, el espantapájaros hizo algo que estaba prohibido, les ofreció una semillas. Pero aún así ellos no querían saber nada.

El espantapájaros se preguntaba por qué nadie quería ser su amigo. Así pasó el tiempo hasta que una noche fría cayó a sus pies un cuervo ciego. El cuervo estaba tiritando y hambriento; el espantapájaros decidió cuidar de él. Tras varios días el cuervo ciego mejoró. Antes de despedirse, el espantapájaros preguntó por qué los pájaros nunca querían hacerse amigos de los espantapájaros. Y el cuervo explicó que el trabajo de los espantapájaros era asustar a los pobres pájaros que solo querían comer; eran unos seres malvados y despreciables. Unos monstruos. Ofendido, el espantapájaros le explicó que él no era malo a pesar de ser un espantapájaros. El cuervo voló asustado.

Una vez más el espantapájaros se quedó sin amigos. Esa misma noche decidió cambiar su vida. Despertó a su amo y le dijo que quería otro oficio que ya no quería asustar más a los pájaros. Aterrorizado, el amo despertó a todos los vecinos. Les contó que su espantapájaros habría cobrado vida y que esto sólo podía ser obra del diablo. La multitud, armada con hachas y antorchas, empezó a buscar el espantapájaros para acabar con vida, asustado y sin entender lo que pasaba, él se refugió en un molino, la gente lo encontró y atizó fuego al molino.

Cerca del molino estaba el cuervo ciego. Sus compañeros le explicaron que los vecinos de la aldea estaban quemando un molino donde se intentaba esconder un espantapájaros con una bufanda muy larga. El cuervo ciego entonces les explicó que ése era el espantapájaros bueno, el que le había salvado la vida. Conmocionados por la historia, los cuervos quisieron salvar al espantapájaros. Pero era demasiado tarde, y ya no podían hacer nada. El espantapájaros murió quemado.

Los cuervos esperaron hasta el amanecer y cuando no había llamas, se acercaron a los restos del molino, cogieron las cenizas del espantapájaros, y volaron alto, muy alto. Y desde lo más alto esparcieron las cenizas por el aire. El viento llevó las cenizas por toda la comarca. Las cenizas volaron junto con todos los pájaros y, de esta manera, el espantapájaros nunca volvió a estar solo, porque sus cenizas, ahora, volaban con sus nuevos amigos.

Y en recuerdo de la trágica muerte del espantapájaros el cuervo ciego y todos sus compañeros decidieron vestir luto. Y por eso, desde entonces, en memoria del espantapájaros, todos los cuervos son negros.

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